miércoles, 13 de noviembre de 2013

Noviembre de la música celestial

Noviembre es el mes de los santos, de los difuntos y de las delicias musicales que podemos degustar entre exposiciones de cultura y arte como Las Edades del Hombre. Ahora se cumplen 25 años de su inicio exitoso en la Catedral de Valladolid. 18 exposiciones en catedrales y templos de Castilla y León, Amberes y New York, con más de 10 millones de visitantes. Algunas imágenes y patrimonio inédito son de la propia Catedral. Otras de Valbuena de Duero sede de la Fundación de las Edades del Hombre.

 Ambrosius Benson. Catedral de Segovia
 Inauguración de las Edades en Segovia
 Cabeza de S.Juan Bautista de Juni. Museo Catedral-Valladolid
 Custodia del Corpus. Juan de Arfe. Museo Catedral-Valladolid

 Bienes culturales Catedral-Valladolid

Catedral de Valladolid. Portada e interior.





Monasterio de Santa María de Valbuena de Duero. Sede de Las Edades del Hombre

                                                 
Pienso que cuando contemplamos el arte en todas sus facetas es como escuchar la música que nos gusta y que nos conmueve, así si contemplamos el arte más excelso será como escuchar la música más sublime, elevaremos nuestro espíritu como en un éxtasis único. Antoni Gaudí lo entendió así en su magna obra de la Sagrada Familia de Barcelona. ¿oyes la música?



Parafraseando a Filippo Neri: oyendo cosas bellas, viendo cosas bellas, probando cosas bellas, uno se hace bello por dentro y por fuera. Educa tu espíritu en el bien y la belleza, como dirían Santo Tomás y los clásicos. Porque así el alma se alimenta de lo sublime, y se contempla sin tiempo y sin espacio, cerrando los ojos unas veces como cuando éramos niños y abriéndolos al amor y la naturaleza, es pausadamente entonces como el discurrir de un río, que es nuestra vida que pasa. Así lo adivinaron tantos artistas: en especial me fijo en aquellas obras creadas desde el gótico al barroco pasando por el renacimiento, que han aportado brillantísimas gemas a la cultura de la humanidad: las catedrales, la Sixtina, las óperas y oratorios barrocos... El arte imita a la naturaleza, así como el paisaje y las construcciones humanas, imitan el cielo estrellado obra del Creador. Escucha por un momento el famoso "himno a la alegría" de Beethoven y te darás cuenta de esa construcción estelar.
Ante tanta maravilla nos invaden sentimientos de alegría, de paz, de emoción, de armonías angélicas. En verdad es lo que sentimos cuando nos sumergimos en piezas de artistas como Palestrina, Tomás Luis de Victoria, Bach, Vivaldi, Monteverdi o el summum del Mesías de Haendel.

Como botón baste un ejemplo en estas melodías polifónicas y coros del gran Monteverdi. Que lo disfrutes.