Roma es eternamente actual. No sé por qué siempre volvemos como Stendhal a contemplar esta grandeza de arte e historia.
Esta vez gracias a las fotos que me envía mi sobrina Mónica que ha estado allí recientemente en pleno Cónclave. Algunas son espectaculares retratando la vida romana en sus monumentos y en sus gentes: Fontanas y vias de tránsito, palacios e iglesias, ruinas y moda a la italiana.
Son estupendas las vistas desde Villa Borghese o desde el Capitolio. Del Imperio romano a la Roma barroca, paseando por las basílicas paleocristianas y San Pietro.
Todo en Roma invita al amor por la cultura y a la amistad al ritmo talentoso de una taza de café expresso en cualquier trattoria, unos gellatti, un spaghetti a la boloñese en el Trastevere...
El silencio profundo en el claustro de Santa María de la Pace o la música que es oración en S. Filipo Neri. Roma-Amor como diría el poeta Dionisio Ridruejo en su semblanza siempre actual de la Roma eterna. Roma siempre enamora para volver.
